El ser humano es el único mamífero que toma leche una vez finalizada la etapa de lactancia y, además, consume la leche de otro animal, con una composición y características nutricionales muy diferentes a la leche materna. Vamos ver que al buen entendedor, pocas palabras.
Aqui te comparto poderosas razones por las que estoy convencida de que es mejor olvidarnos de consumirla y elegir mejores opciones que cubren con exceso los nutrientes que podria aportarnos la leche:
- Una de las principales causas de intolerancia a los lácteos es su contenido en lactosa, azúcar presente en la leche compuesto por glucosa y galactosa. Para poder digerirlo, necesitamos de la presencia de una enzima, llamada lactasa. Durante los primeros años de vida tenemos la lactasa suficiente para poder digerir la leche materna con facilidad. Sin embargo, según vamos creciendo cae su producción (en mayor o menor grado según la raza, ya que cuanto mayor es la concentración de melanina, menor es la producción de lactasa) y, de esta manera, se dificulta en el organismo la digestión de la lactosa y, por lo tanto, de todos los alimentos que la contienen, produciendo algunas molestias digestivas como gases y diarrea.
- Las proteínas de la leche de vaca, formadas en un 80% por una proteína llamada caseína, son antígenas, es decir, provocan una respuesta inmune en nuestro cuerpo. Para poder separar esta cadena proteínica contenida en la leche en sus moléculas más pequeñas (aminoácidos) necesitamos una enzima llamada renina, que al igual que la lactasa va dejando de ser sintetizada a la edad adulta. ¿Qué ocurre entonces con la caseína no digerida?. Actúa como un pegamento que se adhiere a las paredes intestinales, produciendo inflamación y no permitiendo una adecuada absorción de nutrientes. Pero, incluso peor es, cuando nuestro organismo consigue hidrolizar la caseína parcialmente y se forman cadenas de proteínas más pequeñas que pueden atravesar las paredes intestinales. Para evitar que esto ocurra nuestro sistema inmunológico se pone a trabajar y si todo funciona de forma ideal, las proteínas no digeridas se quedan en el intestino y se excretan con las heces. Si, por el contrario, las proteínas sin digerir pasan a la sangre y todos nuestros sistemas de defensa fallan, pasarían a los líquidos intersticiales (líquido entre las células), afectando a sus funciones.
- La leche es una secreción mamaria y, como tal, forma de excreción de toxinas. Por eso, normalmente se recomienda a las mujeres embarazadas y a aquellas que estén dando el pecho a su bebé, que cuiden su alimentación. En el caso de la leche de vaca hablamos de pesticidas y otros productos químicos procedentes de la alimentación que se les da a las vacas, así como antibióticos que se utilizan en la ganadería para curar o prevenir la mastitis (proceso infeccioso de la glándula mamaria) u otras posibles infecciones.
- La leche es como un batido de hormonas naturales, necesarias para el crecimiento y desarrollo del ternero en sus primeros meses de vida. La más importante es la IGF-I. Si comparamos el desarrollo de un ternero con el de un bebé, el primero pesa al nacer unos 35 kgs. y crecerá hasta pesar alrededor de 150 kgs. a los 6 meses, mientras que el segundo pasará de los 3 – 3,5 kgs. a los 8 kgs. aproximadamente de media en 6 meses. Esto nos puede ayudar a hacernos una idea de la concentración de esta hormona en la leche de vaca, habiéndose relacionado con el crecimiento de diversos tumores, como por ejemplo de mamas.
- La leche es un gran acidificante del organismo. Como la sangre tiene que mantenerse en un pH entre de 7,35-7,45, si tomamos alimentos que bajen el valor del pH, el cuerpo recurrirá a su reserva de minerales alcalinos (calcio, magnesio, manganeso…) para restablecer el equilibrio, perdiendo dichos minerales, que deberemos reponer a través de una alimentación alcalina. ¿No será mejor huir de los extremos y tomar alimentos que nos mantengan en equilibrio?
- La mayoría de las grasas que contiene son saturadas y contienen altas cantidades de ácido araquidónico, precursor de unas prostaglandinas, las PGE2, que son sustancias responsables de los procesos inflamatorios en el cuerpo.
- Los procesos industriales por los que pasa la leche, como la pasteurización – calentamiento la leche entre 71 y 89 º durante 15 segundos y posterior enfriamiento – y la ultra pasteurización (UHT) – calentamiento entre 135 y 150º durante 1 a 4 segundos y posterior enfriamiento y envasado hacen que se destruyan microorganismos, aunque no se eliminan por completo, y en el proceso también se destruyen vitaminas y enzimas necesarias para su digestión sensibles al calor.
- La homogeneización, otro proceso que se aplica a la leche por el que se reducen el tamaño de los glóbulos de grasa para mejorar su textura y conferirle un color más blanco, permite que dichos glóbulos de grasa se absorban sin ser digeridos, pudiéndose acumular en venas y arterias.
- Hay otro proceso más por el que pasa la leche que consiste en separar siempre la grasa e incorporar posteriormente la cantidad deseada. Tanto si se compra una leche entera como si se adquiere una desnatada o semidesnatada, ha pasado por este mismo paso. La única diferencia es la cantidad de grasa que se le añade para comercializarla de una forma o de otra, con lo que incluso si hablamos de una leche entera, después de pasar por todos estos procesos, nos encontramos con una leche totalmente desnaturalizada. Para que comprar agua a precio de leche?
No todos los lácteos son iguales. En general, el yogur y el kéfir, al ser alimentos fermentados, se digieren mejor. Lo más recomendable, si no se quieren suprimir los lácteos de la dieta, sería tomarlos bio y preferiblemente de cabra, ya que es un tipo de leche más similar a la leche humana.
Bibliografía:
Cuevas, Olga, 1999, “El equilibrio a través de la alimentación”; Palmetti, Néstor, 2008, “Cuerpo saludable: manual de instrucciones para el usuario”; Young, Robert, 2012, “La milagrosa dieta del pH”.